Llevo unas semanas reflexionando porqué las personas actúan de una forma frente a ciertas situaciones y son incapaces de reaccionar frente a ellas.
Os pongo unos ejemplos antes de ver qué tiene que ver todo esto con el efecto litio en las organizaciones.
Tras la primera ola
Todo empezó un marzo de 2020, en el que tras ver cómo la curva de infectados por el virus crecía de forma exponencial y lamentablemente teníamos que ver cómo crecía el número de fallecidos en proporción.
Tras esto, entramos en estado de alarma y el país entero entró en confinamiento. Fueron unos meses duros, largos, con una sensación de impotencia llevada a niveles inimaginables, con muchos héroes, pérdidas de empleo y cierres de negocios, y lamentablemente con muchos fallecidos.
Después de todo esto, llega el verano, y es como si no hubiera pasado nada. Estábamos saliendo de la primera ola con indicios de entrar en una segunda a la vuelta del cole, pero aún y así una amnesia colectiva invadió a la sociedad y nadie se acordaba ya ni de los fallecidos ni de lo mal que lo pasaron nuestros héroes, familias con dificultades económicas, ...
Casi nada.
Cuando acabe todo esto
Una vez termine todo esto, supongo que se volverá a tener esa amnesia colectiva y pronto aquellas cosas malas se olvidarán. Supongo y quiero entender que es un mecanismo de la mente para hacernos avanzar como especie.
Enfocándolo ahora desde otro punto de vista, hemos visto y llevamos viendo desde que hemos sido un país democrático, que la forma de gobernar en España no ha tenido la efectividad que los ciudadanos esperan de ellos. Sabemos que están para servirnos, pero somos nosotros los que estamos a su servicio, sabemos que lo hacen mal pero siguen ejerciendo cuando posiblemente en cualquier empresa hubieran sido despedidos, somos todos personas por igual pero insisten en separarnos por raza, sexo, creencias o ideologías, y así podríamos seguir largo y tendido.
Esto post no trata de quejarse de la situación actual, sino de reflejar algo, nuestra actitud frente a situaciones difíciles, incómodas e incorrectas. Me gustaría llamarle indiferencia, pero realmente no encuentro una palabra que lo pueda definir.
Casi nada, de nuevo.
Arslan
Cuando necesito abstraerme de la realidad, busco series que me lleven a otro plano cognitivo. Esta es una de ellas. Cuidado, porque hay algún que otro spoiler.
En esta serie un emperador déspota es vencido por su arrogancia por un país vecino. Su hijo, que al final puede que no sea su hijo, con un espíritu totalmente opuesto al de su padre, empieza con 3 amigos con un objetivo devolver la libertad a su país y a las personas que en él habitan independientemente de su status y de sus creencias. Consigue reunir un ejército con sólo su visión, ideales y valores. Y con él empieza a reconquistar el país.
Hasta aquí todo bien, es lo que puedes estar esperando de una serie así, pero ... Su padre cautivo consigue escapar y llegar hasta la ciudad en la que estaba su hijo. ¿Qué creéis que debería pasar? ¿Qué creéis que todas estas personas que han estado luchando junto a él, codo con codo, defendiendo esos ideales harán? Recordemos, padre déspota y despiadado, hijo con ideales y valores en defensa de las personas.
Pues que el padre destierra al hijo, todos miran a un lado y sólo el grupo con el que empezó se escapa de la fortaleza para seguirle.
Es decir, volvemos a una situación similar a las anteriores, en las que nuestra mente se cortocircuita y actúa de la forma que menos se espera de ella, o eso es lo que pienso yo.
Casi nada, cierto es que es una serie de dibujos, pero el ejemplo nos vale para reflejar este comportamiento de la especie humana.
Efecto litio en las organizaciones
Pues después de esta introducción vamos a ver lo que es el efecto litio en las organizaciones. En la gráfica anterior podemos ver cómo el efecto tiempo, tras cada una de las cargas de la batería va haciendo que tenga menos y menos capacidad, hasta que la capacidad de ésta cae de forma exponencial.
Extrapolamos esto en el mundo empresarial, en el que las organizaciones no tienen en cuenta la felicidad y motivaciones de sus empleados, y veríamos una situación similar a la anterior, en la que el empleado empieza con muchas ganas y energía y poco a poco esto se va diluyendo con el paso del tiempo.
Las empresas para mitigar esto suelen emplear dos técnicas principalmente:
- Despedir a esa persona y contratar a una nueva con energías renovadas
- Intentar darle la vuelta a la curva con motivación extrínseca: incentivos económicos, encuestas de clima para ver que se preocupa por ellos, entrevistas de desempeño asociadas a incentivos midiendo el que se yo, ...
Con esto último pasamos del efecto litio al efecto coseno:
Imagen obtenida en: https://www.open.edu/openlearn/ocw/mod/oucontent/view.php?id=68405§ion=3
En el que vemos que después de la caída viene una subida provocada por la motivación extrínseca, pero que luego vuelve a caer y así en un bucle temporal.
Pero, ¿qué pasaría si la empresa se preocupara más y de verdad en tener trabajadores más felices, en disminuir la multitarea, en tenerlos motivados, en permitirles compaginar con sus otras aficiones, vida familiar, ...?
Pues lo que parece que nadie quiere escuchar, con menos dedicación serían más efectivos, tendríamos un efecto ganar-ganar en el que el trabajador siempre llegaría con el hacha afilada y no se le tendría que motivar extrínsecamente para que llegara con el hacha afilada. Esto es a lo que llamo efecto corriente continua, en la que la potencia de salida será mayor cuanto menor sea la resistencia y se mantendrá constante con el paso del tiempo siempre y cuando no se alteren las variables en juego, pues el trabajador habrá encontrado en la empresa la motivación intrínseca que tanto tiempo andaba buscando.
Ahora, entrelazando con la introducción, vemos que es algo obvio, que tiene sentido y que ayudaría incluso a que este mundo fuera un mundo mejor. Pero, ¿por qué no lo aplicamos? ¿por qué la felicidad puede incluso estar mal vista en las empresas cuando puede ser el motor que les haga ser más rentables? y así un largo etc de preguntas sin sentido. De nuevo la mente del ser humano esquiva lo obvio y le hace actuar de la forma que menos se espera de él.
Casi nada.
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