Ya, desde muy pequeños, en los colegios nos han ido inculcando el miedo al fracaso, enfocándolo como algo contrario al éxito. Por ejemplo, si suspendías, habías fracasado y no tendrías opciones en esta vida de ser alguien, si no sacabas sobresaliente, fracasabas porque habrían otros mejores que tú. Si eras de letras y no de ciencias estabas fracasando porque la rama de letras no era una opción de futuro. Y así podemos seguir con los ejemplos ampliándolos conforme vamos avanzando en edad.
Nuestra vida se divide en la dicotomía entre el éxito y el fracaso, cuando la realidad es muy distinta. Para ello vamos a explicarlo con el concepto de tener una idea. El éxito en este caso sería conseguir ejecutar esa idea y cumplir con los objetivos y expectativas que habían detrás de ella.
Desde esta perspectiva, podríamos definir fracaso como tener una idea y no llevarla a ejecución. En este punto, ni siquiera hemos dado un paso para poder conseguir materializarla.
Ahora diferenciemos lo que es fracaso a tomar decisiones y equivocarse, pero no por ello fracasar.
En este grafo, vemos que hemos tomado una decisión que nos ha llevado a avanzar, pero vemos que al final llegamos a un punto en el que nuestra hipótesis de solución no es válida y vemos que nos hemos equivocado, pero no por ello hemos fracasado. Decidimos volver sobre nuestros pasos y reformular la hipótesis de la solución donde nos habíamos quedado para poder seguir avanzando en búsqueda de la solución y con ello el éxito.
Llegados a este punto, pueden pasar dos cosas, y es aquí donde el fracaso se interpreta como sinónimo de equivocación / fallo / error y en antónimo de éxito:
- Hemos conseguido materializar no solo nuestra idea, sino que con ello se han cumplido nuestras expectativas (materializar una idea no siempre es sinónimo de éxito)
- Hemos tomado tantas decisiones que han hecho que reformulemos nuestra hipótesis de solución tantas veces que al final hemos llegado a un camino sin salida o acabamos desistiendo de seguir tomando decisiones.
En este último punto, es cuando la sensación de fracaso te invade, cuando realmente es normal que te sientas mal, te sientas frustrado, pero no por ello fracasado. Has intentado llevar a cabo tu idea, pero al final, por el motivo que sea, ésta no ha terminado en lo que esperabas, bien porque se haya materializado y no haya cumplido expectativas o si lo llevamos al mundo de producto, el producto no tiene clientes que quieran comprarlo, o bien porque hayas llegado a un punto sin retorno.
Quien lo intenta no fracasa, fracasa quien no lo intenta.
Thomas Alva Edison
Muchos de los fracasados de la vida son personas que no se dieron cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se dieron por vencidos
En esta frase vemos cómo mezclamos el sentimiento de frustración con el de fracaso, cuando ese sentimiento de frustración te lleva a no intentarlo más veces y acaba convirtiéndose en un fracaso
Las personas no son recordadas por el número de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito
Aquí vemos la importancia que se le da al éxito frente al fracaso, pero no la importancia del camino que hay que recorrer para llegar a tener éxito.
I have not failed 10,000 times. I have not failed once. I have succeeded in proving that those 10,000 ways will not work. When I have eliminated the ways that will not work, I will find the way that will work..
No tengo del todo claro que sea tal cual las palabras que dijo Thomas Alva Edison, pero nos sirve como ejemplo. Aquí vemos cómo ya se le da más importancia al camino a recorrer para conseguir el éxito que al propio éxito en sí y cómo diferencia el fracaso del error. Algo importante también es ver la importancia que hay detrás de las palabras y en su uso, fail en inglés, fracaso en castellano cuando el sentido es totalmente distinto, todos somos personas pero con culturas distintas.
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